Se atrevió a brillar con la discreción de un avatar
sin imaginar la frontera de lo invisible.
Se atrevió a soltar la medida de sus sueños
en la inmensidad del absurdo.
Se atrevió a cerrar sus ojos en la primera luminiscencia
y guardar por siempre la timidez de su euforia.
Se atrevió a juzgar lo inexistente sin palabras
en el laberinto de la indecisión.
Se atrevió a amar para vivir
a pesar de la muerte.
La felicidad es esquiva por eso hay que atreverse. La felicidad es compleja y simple a la vez. por eso las palabras pueden o no ser suficientes para descifrarla. La felicidad es más un ejercicio del asombro que de la cordura. La felicidad es amar la vida con todo lo inadmisible.
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